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La Suprema Corte determina que solo las personas pueden registrar obras con derechos de autor

In Nacional
agosto 29, 2025

Ciudad de México.– En una decisión de gran relevancia jurídica y social, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que únicamente las personas físicas pueden registrar obras bajo la protección del derecho de autor en México. El Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR) informó que este precedente legal fue establecido tras analizar el caso del registro de una obra digital creada mediante inteligencia artificial.

El caso, identificado como Amparo Directo 6/2025, surgió cuando el INDAUTOR negó el registro de la obra “Avatar Virtual”, desarrollada exclusivamente a través de una plataforma de inteligencia artificial. El solicitante interpuso un recurso, argumentando que su obra merecía protección, aun cuando no fue producto de la creatividad humana directa.

La Suprema Corte analizó el asunto y concluyó que los derechos de autor son una prerrogativa humana, pues están íntimamente ligados a la creatividad y a la originalidad, cualidades que solo las personas físicas pueden ejercer. En la sentencia, el máximo tribunal del país señaló que el derecho de autor es, en esencia, un derecho humano. Por tanto, corresponde exclusivamente a individuos y no a máquinas ni a entidades artificiales.

Como resultado de este fallo, la Corte estableció que el contenido generado de manera completamente autónoma por sistemas de inteligencia artificial será considerado de dominio público. Dichos materiales no podrán ser protegidos por la Ley Federal de Derechos de Autor, quedando fuera del alcance legal que resguarda la creación intelectual humana.

Esta resolución refuerza el principio de que la creatividad y la originalidad son patrimonio de las personas y no deben ser desplazadas por intereses tecnológicos o corporativos. La decisión de la SCJN protege los derechos colectivos, la justicia social y la equidad, al mismo tiempo que reconoce el valor de la experiencia y el talento humano por encima de los desarrollos automatizados.

El precedente marca un rumbo claro para futuras discusiones sobre el impacto de la inteligencia artificial en la cultura y la economía, y ofrece certeza jurídica sobre la titularidad de las obras en la era digital.